Publicado por D.E.M.A. ● 21 junio, 2022
Cinco lesiones comunes en el ski
Todo lo que tenés que saber de las lesiones más comunes en el ski y cómo rehabilitar el cuerpo ante una de ellas.
Por más que el ski sea un deporte familiar, es muy común que surjan lesiones. Esta actividad depende enteramente de la técnica y del manejo de los esquíes; si alguno de estos aspectos falla o, por un segundo, no es controlado, es posible que haya incidentes.
En este posteo te contamos las cinco lesiones más comunes del ski y sus soluciones.
¿Por qué ocurren las lesiones?
Por ser las partes más expuestas o utilizadas en esta actividad, las rodillas, los hombros y las manos son las áreas más frecuentes en tanto a lesiones en el ski. Principalmente, los incidentes ocurren por:
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Falta de preparación física: como este deporte requiere tanto del cuerpo, en la conducción de los skies y de la dirección, por ejemplo, un estado físico deficiente puede causar problemas. Las áreas críticas en este punto son las piernas.
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Mala técnica: esta actividad requiere mucha habilidad para poder manejar con destreza los elementos propios del deporte. Una mala utilización de la técnica puede llevar a sobrecargas en distintos músculos o articulaciones.
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Malas condiciones ambientales: muchas veces, en los comienzos o finales de temporada, la nieve y el terreno están en mal estado para esquiar y esto puede ser peligroso. Además, también se debe considerar el recorrido escogido por la persona sobre los esquíes: los más peligrosos pueden significar accidentes.
¿Cuáles son las cuatro lesiones más comunes en el ski y cómo recuperarse?
1. Rotura de meniscos
El menisco es un cartílago fibroso que amortigua la articulación entre la tibia y el fémur, y cada rodilla tiene dos: el interno y el externo. Cuando se le exige más de lo habitual en el movimiento de las rodillas se pueden ocasionar desgarros o la rotura de alguno de estos cartílagos ⏤sobre todo del menisco interno⏤ ocasionando dolor e inflamación.
Este es el traumatismo más común en este deporte, más que nada por la dificultad de la utilización de los esquíes. Muchos pequeños accidentes como caerse y que la pierna se gire de forma brusca pueden ocasionar daños en el cartílago.
La mejor forma de cuidarse de una rotura de meniscos es fortalecer la zona que rodea la rodilla. No hay cómo evitar los accidentes o las caídas, pero sí es posible evitar lo máximo posible esta lesión. Para recuperarse, muchas veces se debe recurrir a la intervención quirúrgica, pero por lo general, se requiere una contención apropiada, la aplicación de frío y la elevación de la extremidad.
2. Luxación de hombro
La luxación de hombro es una lesión en la que el hueso del brazo se sale de lugar, quedando por fuera de la cavidad del omóplato. Gracias a que puede moverse para diferentes lados, el hombro se puede dislocar hacia adelante, hacia atrás o hacia abajo, de forma total o parcial.
Son muy frecuentes en el snowboard, donde el giro y la exposición del brazo son mayores. Se ocasiona por caídas y por errores de técnica en la utilización de elementos propios del deporte como los bastones.
Para cuidarse de la luxación de hombro también se recomienda trabajar la musculatura circundante. Para recuperarse, se debe acudir a un médico para el diagnóstico y la recolocación del hueso. Luego se debe utilizar un cabestrillo para la rehabilitación de la zona.
3. Pulgar de esquiador
El pulgar de esquiador consiste en la rotura de un ligamento de la base del pulgar, ubicado en la parte interna del dedo y limita la “apertura” del dedo. Esta lesión imposibilita al paciente de hacer la función “pinza” con el índice y el pulgar, función muy útil para el día a día de cualquier persona.
Esta lesión es muy común en caídas con el bastón en mano, donde el dedo queda estirado y es forzado debido al peso ejercido sobre él y el bastón. Es frecuente no encontrar síntomas notables al momento del accidente, sino un chasquido y, horas después, el dolor y la imposibilidad de movimiento.
Cuidarse de esta lesión no es fácil, ya que es netamente accidental. Para la recuperación, se requiere un análisis de las radiografías del dedo. Principalmente, hay dos salidas: la inmovilización o la cirugía y la inmovilización; esto dependerá del grado de afección.
4. Fractura de muñeca
La fractura de muñeca, básicamente, consiste en la quebradura de uno o los dos huesos del antebrazo: el cúbito y/o el radio. Generalmente ocurre por una caída con la mano extendida (que se usa de apoyo), y la zona se puede inflamar, puede doler al tacto y, a veces, se genera rigidez en la articulación. Este traumatismo ocurre con mucha más frecuencia en el snowboarding por la naturaleza de la técnica.
Luego del accidente, se deben hacer radiografías o tomografías computadas, dependiendo del caso, y analizar el panorama. Generalmente, el médico debe manipular la zona para acomodar los huesos y se recurre a una férula o una muñequera para mantener los huesos fijos y sin rotación en el período de rehabilitación; muchas veces, se debe ir a cirugía.
5. Esguince de tobillo
Los esguinces de tobillo se producen al doblar, torcer o girar de manera atípica el tobillo. Ese movimiento puede, en ocasiones, forzar los ligamentos que mantienen unidos los huesos del tobillo más allá de su rango normal de estiramiento, desgarrándolos y provocando dolor, inestabilidad e inflamación.
En el ski o el snowboard es poco probable que ocurra si se utilizan los equipamientos correctos y bien aplicados, en particular las botas. Los casos que se encuentran con esta lesión son por causa de botas mal puestas que ocasionan caídas y giros de tobillo.
La recuperación debe dictarla un médico. Por lo general, el tratamiento consiste en el reposo, algunos estiramientos suaves y la utilización de una tobillera. El método R.I.C.E. puede ser útil como medida de primeros auxilios y durante los dos o tres días posteriores a la lesión.
Soluciones D.E.M.A. para las lesiones en el ski
En D.E.M.A. estamos comprometidos con el trabajo para garantizar una vida en movimiento para las personas. Por eso, tenemos una amplia gama de productos que sirven para la rehabilitación del cuerpo ante lesiones. En este caso:
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La Cincha rotuliana (CR) es una de las contenciones más leves. Se trata de una cincha de seguridad para el menisco, de uso habitual y deportivo.
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La rodillera con doble soporte en U inferior (R065) brinda mayor calor terapéutico a la región, previniendo y brindando soporte a los meniscos. Está confeccionada en neoprene de cuatro milímetros de espesor y su diseño ofrece un especial soporte a la zona.
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La rodillera estabilizadora (R068) se confecciona en neoprene de cuatro milímetros de espesor, posee varillas laterales flexibles y ajustes en abrojo reforzado. Es ideal para uso habitual y deportivo, ya que acompaña a los movimientos de la rodilla, brindándole contención.
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La rodillera de neoprene articulada (R069) cuenta con un diseño especial que brinda mayor contención y estabilidad a la rodilla, inmovilizando los movimientos a 90º hasta que pueda realizar acciones más bruscas. Está confeccionada en neoprene de cuatro milímetros de espesor, con bisagras de aluminio reforzado, centro rotuliano acolchado y doble cierre en abrojo.
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El inmovilizador de pierna corto (R074) está confeccionado en gabardina reforzada con interior acolchado. Además, posee 3 varillas maleables según la necesidad de recuperación y 6 cierres de abrojo regulables.
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El cabestrillo inmovilizador tipo velpeau (código C025) es ideal para recuperarse de luxaciones de hombro. Debido a su diseño, la faja ofrece la inmovilización total de la zona afectada, los tiradores posteriores en forma de cruz distribuyen el peso de forma equilibrada, evitando contracturas y malestares musculares. Está confeccionado en tela reforzada y acolchado, se regula con hebillas y abrojos, pudiendo utilizarse en ambos brazos.
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Para brindar calor terapéutico y contención a los movimientos en el periodo de fortalecimiento, el uso de una hombrera (código H029U) de 4 milímetros de espesor es óptimo. La sensación de seguridad y contención que ofrece es un detalle esencial para una pronta recuperación y la prevención de futuras lesiones.
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El Inmovilizador de dedo pulgar y muñeca de elástico (I011) es ideal para recuperar una lesión en el pulgar. Este producto está producido en elástico reforzado, nivel de contención III, y posee cinco ballenas internas rígidas de contención y sujeción hasta el antebrazo.
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La tobillera con doble ajuste (T049, nivel de contención I) brinda a la articulación mayor estabilidad y seguridad. Su calor terapéutico tiene efectos antiinflamatorios.
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La tobillera con varillas flexibles (T054, nivel de contención II) incluye cuatro barras laterales para acompañar a los movimientos del tobillo, brindándole mayor estabilidad. Es de uso deportivo y habitual.
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La tobillera con varillas rígidas (T053, nivel de contención III) posee dos barras de aluminio laterales, ofreciendo una semi-inmovilización al tobillo. Es de uso habitual.
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El inmovilizador acordonado (código T055, nivel de contención IV) es óptimo para otorgar mayor inmovilidad al tobillo y conseguir una pronta mejoría. Es cómodo y práctico en su colocación.
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El gel pack frío / calor (G26*26): según la necesidad de uso, el gel puede enfriarse en el congelador o calentarse en el microondas o a baño maría. Para una mejor aplicación, se recomienda utilizarlo junto con la bolsa porta gel. Podés encontrarlo en diferentes medidas: 26x26 ; 13x26 y 8x15 centímetros.
Podés encontrar estos y todos los productos D.E.M.A. de forma online o acercándote a la ortopedia más cercana a donde estés. Buscala haciendo clic en el mapa debajo:
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Etiquetas: Rotura de meniscos, fracturas, esguinces, ski