Recomendaciones para el uso de fajas post parto

¿Cuándo y para qué utilizar una faja después del parto? Conocé sus diferentes materiales y densidades.

Después del parto, las mujeres se encuentran con que su cuerpo ha cambiado para el desarrollo del bebé: el embarazo produce movimientos en los órganos internos y un estiramiento de la piel, que luego del nacimiento pierde firmeza.

En esos casos, las madres pueden elegir una faja post parto para utilizarla como sostén hasta alcanzar la recuperación de los tejidos y el ordenamiento del organismo, acompañando el proceso con un plan alimenticio adecuado y ejercicio moderado.

La faja post parto es un soporte de tipo abdominal y lumbar, que ayuda a la contención de la piel, los grupos musculares y articulares. Su función es sujetar a los tejidos y cuidar la fisionomía. Puede usarse tanto luego de una cesárea como de un parto natural, y son confeccionadas en distintos materiales y densidades para adecuarse al uso y preferencia de cada mujer.

Conocé los tres niveles de contención en las fajas post parto

Es muy importante tener en cuenta la confección y la composición de las distintas telas para alcanzar una pronta recuperación. Las fajas post parto D.E.M.A. vienen en tres niveles de contención, y ofrecen un diseño de doble cierre de contención abdominal que facilita un soporte gradual ideal.

• Nivel 1. Es el mas bajo. Su composición es 6% poliéster, 37% algodón, 47% acrílico y 10 % goma (cashmilon). Es una faja suave y confortable. Están diseñadas en alturas de 24, 28 y 33 cm, regulables con abrojo, o cerradas de forma tubular (CÓDIGO F030).

• Nivel 2. El nivel de contención medio se compone de 52% poliéster, 29% goma y 19% nylon. El porcentaje de goma aumenta, logrando una mejor sujeción de los tejidos. Su sensación de uso es agradable, debido a que su interior es afelpado. Los diseños varían en 24 y 28cm de altura, regulable en abrojo (CÓDIGO F033).

• Nivel 3. El último nivel ofrece mayor rigidez y compresión a los tejidos. Su composición es 65% poliéster y 35% goma . La altura varía en 24 y 28cm , regulable en abrojo (CÓDIGO F034).

El uso de las fajas se recomienda sobre todo durante los primeros meses luego del parto, como un elemento complementario de sujeción hasta que el cuerpo se adecúe y recupere el ritmo.

Una vez que la mujer está en condiciones de realizar ejercicios para fortalecer los músculos abdominales, es preferible utilizarla por periodos fraccionados, combinada con una dieta saludable. Para seleccionar un nivel de densidad, dependerá de la contención que precise cada cuerpo y preferencias de sujeción que desee la mujer.

¿Cuándo usar una faja post parto?

Lo cierto es que hay controversia sobre este punto: los profesionales difieren a la hora de dar una opinión en cuanto a cuándo comenzar a usar una faja post parto. Su utilización, en cambio, es menos discutida porque otorga beneficios en el proceso de recuperación corporal (siempre, acompañando un plan de alimentación y actividad física adecuados).

La controversia surge porque algunos médicos afirman que la utilización inmediata de la faja (justo después de dar a luz) no favorece a las reacomodaciones corporales. En este sentido, alegan que no fomenta la utilización de la musculatura afectada y podría llegar a desfavorecer su recuperación. Ellos recomiendan el uso de la faja a partir de los cuarenta días desde el parto, siempre en conjunto de la buena alimentación y la actividad física adecuada.

Por otro lado, otros médicos afirman que la faja es central en la recuperación del organismo luego de un embarazo. Ellos aseguran que este elemento colabora eficazmente sobre las estructuras musculares que requieren un reordenamiento, ofreciendo comodidad y mayor firmeza en casos tanto de parto natural como de cesárea. También insisten en la alimentación y la actividad física recomendables para el caso.

Lo que podríamos decir a modo de conclusión es que la faja post parto tiene propiedades que favorecen a la comodidad y a la seguridad que las madres necesitan luego de dar a luz, momento que también puede ser tan intenso como el embarazo. Lo central es que su utilización sea medida (es decir que se use en períodos de tiempo moderados, o en actividades que requieran mayor seguridad) y que, previamente, sea confirmada por el ginecólogo u obstetra de cabecera de la paciente.

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