Las claves para recuperarte de una fractura de clavícula y volver al hockey lo antes posible: hielo, reposo, medicación adecuada, terapia física y soporte de clavícula.
En el hockey, tanto si se juega en pasto como sobre hielo, hay muchas lesiones que son muy comunes de encontrar. Al ser un juego de personas jóvenes, de impacto y de riesgo medio, hay ciertas partes del cuerpo que están más expuestas a posibles traumatismos. Algunos de ellos son la fractura de clavícula, el esguince de tobillo, las lesiones óseas, y los golpes en la cabeza, entre otros.
En esta nota te contamos cómo superar esa primera lesión común, la fractura de clavícula, para que puedas superarla.
La clavícula es un hueso que une la parte superior del esternón con el omóplato. Al fracturarse, puede presentar los siguiente síntomas:
Dolor, y en aumento con movimiento del brazo.
Hinchazón.
Un hematoma.
Un sonido de chasquido al mover el brazo.
Entre otros menos frecuentes.
Esta lesión es muy común en jugadores menores de veinte años, porque hasta esa edad el hueso todavía no ha terminado de endurecerse. Luego, la fractura se vuelve menos habitual hasta que la persona alcanza la tercera edad y, con ello, una disminución generalizada de su densidad ósea.
La causa más recurrente es un golpe fuerte. Sin embargo, también puede darse en caídas en las que se impacta con el hombro o con la mano extendida.
Los momentos de más riesgo son cuando ocurren colisiones entre jugadores, con los hombros o con el torso, ya que ese choque puede generar el traumatismo. Además, algunas actitudes pertinentes para no profundizar las consecuencias en los casos de lesiones en actividad son:
La presencia de un médico en la cancha.
Ante una posible lesión, sacar de juego a la persona implicada.
Asegurarse de conseguir atención médica especializada lo más rápido posible, con estudios que determinen el caso.
Inmovilizar inmediatamente el brazo y el hombro con algún elemento como un pañuelo o un cabestrillo simple. Luego, se debe utilizar el tipo de cabestrillo recomendado por el doctor.
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Cuando un jugador o una jugadora de hockey se golpea en un partido o en un entrenamiento, lo primero que se debe hacer es inmovilizar la zona, recurrir al médico deportivo y preparar el transporte a un centro médico cercano donde se puedan realizar los estudios y las consultas pertinentes.
En general, las lesiones de este tipo se recuperan con reposo, hielo, medicamentos para aligerar el dolor, un soporte de hombro y brazo y actividad física progresiva y en momentos posteriores para rehabilitar la articulación.
Hielo: este es muy importante para mitigar el dolor y la inflamación. Se debe colocar un pack de gel frío/calor a baja temperatura sobre la hinchazón durante veinte minutos cada tres horas por el período de tiempo que el especialista recomiende. Es fundamental hacer un poco de presión sobre la zona y utilizar algún cobertor o una toalla para evitar el contacto directo del hielo con la piel.
Medicación: es muy probable que el médico recete medicamentos para el dolor. Se deben seguir al pie de la letra las instrucciones del profesional que hayas consultado.
Soporte: es central que se cuente con un cabestrillo del tipo que indique el doctor para evitar el aumento del daño y para que la recuperación sea la adecuada. Generalmente, su uso se recomienda por el primer mes, evitándose al momento de dormir o de bañarse.
Menos movimientos: es recomendable que en los primeros dos meses de recuperación no se levante el brazo por encima de la altura del hombro, no se cargue nada que supere los 2 kilogramos y no se practique ninguna actividad física.
Terapia física: es muy importante que se acuda a las sesiones de fisioterapia, en caso de que el médico lo recomiende para el caso. Asistir a estos encuentros puede realmente mejorar la recuperación. En general, se aplican distintas metodologías enfocadas a la recuperación de la movilidad y al apaciguamiento de los síntomas: masajes, ejercicios pendulares, ejercicios respiratorios y muchos más.
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Nuestra misión en D.E.M.A. es proporcionar productos para favorecer a las personas, colaborando para que tengan una vida en movimiento y bienestar general. Teniendo en cuenta eso, ofrecemos distintos tipos de soportes que ayudan a mejorar la inmovilidad del brazo y la recuperación, para continuar con una vida sana y cómoda en tiempos de rehabilitación.
En este caso, contamos con varias soluciones:
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