Conocé algunas de las lesiones más habituales en la natación, por qué se producen, y la mejor manera de prevenirlas.
Es habitual creer que, en la natación, las lesiones son menos frecuentes que en otros deportes. De hecho, es una actividad muy recomendada para la recuperación de distintos cuadros y afecciones musculares. Sin embargo, a pesar de no haber golpes ni cargas de impactos fuertes sobre las articulaciones, la natación es un deporte que utiliza de forma intensa un sinnúmero de grupos musculares, exponiendo a los nadadores a distintos tipos de problemas.
En general, la mayoría de las lesiones en la natación se producen a causa de una ejecución inadecuada de la técnica, y en ocasiones, dejar pasar una leve molestia puede terminar, incluso, en problemas crónicos.
A continuación enumeramos tres lesiones comunes en nadadores, y la mejor manera de prevenirlas.
Esta lesión es una de las más habituales en la natación, y se caracteriza por presentar un dolor agudo y sensibilidad en el área de la articulación.
El hombro del nadador es un tipo de tendinitis que habitualmente ocurre por la inflamación del manguito rotador, un grupo de músculos y tendones adheridos a los huesos de la articulación del hombro. El manguito rotador permite que la articulación del hombro se mueva y mantenga estable, pero el sobre-esfuerzo característico de la natación puede inflamarlo, ocasionando rigidez y dolor.
Esta tendinitis puede aparecer durante de la práctica de cualquiera de los cuatro grandes estilos de natación, y la mejor manera de prevenirla es una corrección de la técnica que minimice la sobre exigencia del hombro. Adicionalmente, existen algunas medidas que pueden tomarse para reducir las probabilidades de que aparezca:
Tomar descansos regulares de la actividad, sobre todo al notar dolor articular.
Estirar luego de hacer ejercicio, para maximizar la amplitud de movimiento de las articulaciones.
Fortalecer los músculos del hombro con una rutina adecuada para ayudar a resistir mejor el esfuerzo y la sobrecarga.
Utilizar una contención durante los periodos de descanso para lograr que el hombro permanezca en reposo.
En la mayoría de los casos, el hombro del nadador puede tratarse con reposo, fisioterapia y analgésicos, según la recomendación del médico. También es habitual el uso de hombreras para inmovilizar la zona y garantizar el reposo que la articulación necesita para recuperarse.
Este cuadro es también muy frecuente, tanto en nadadores profesionales como aficionados, y puede provocar dolor, sensibilidad e inflamación en la rodilla.
La rodilla del nadador se produce más en nadadores que practican estilo pecho. En esta práctica, las rodillas se flexionan numerosas veces en rotación externa y valgo forzado, afectando el ligamento lateral interno de la rodilla. La torsión repetida que se produce durante la patada sobre exige el ligamento y genera dolor sobre la cara interna de la rodilla.
Esta lesión aparece con más severidad en personas que llevan mucho tiempo de práctica, pero puede afectar, también, a quienes recién comienzan, debido al movimiento inusual de la rodilla que propone el estilo. En todos los casos, una ejecución correcta de la técnica puede minimizar su aparición.
También puede ayudar:
Tomar descansos regulares de la actividad.
Elongar luego de la práctica, para maximizar la amplitud de movimiento de las articulaciones.
Fortalecer los músculos de la rodilla con una rutina adecuada para ayudar a resistir mejor el esfuerzo y la sobrecarga.
Utilizar una contención durante los periodos de descanso para lograr que la rodilla permanezca en reposo.
La rodilla del nadador puede mejorar con reposo, fisioterapia y analgésicos, según la recomendación del médico. Para garantizar el reposo que la articulación necesita para recuperarse, también es recomendable el uso de una rodillera.
Los dolores en la parte baja de la espalda pueden aparecer con más frecuencia en nadadores que practican los estilos mariposa y pecho.
Durante la práctica, cuando el nadador sale del agua y arquea la espalda, puede aparecer una fuerte presión sobre las vértebras lumbares, y el dolor puede durar varios días, provocar rigidez e inflamación.
La mejor manera de prevenir esta forma de lumbalgia es trabajar en la técnica para lograr un desempeño adecuado, y fortalecer los músculos de la espalda para eliminar la presión de la columna vertebral. También es aconsejable:
Tomar descansos de la actividad, sobre todo al notar los síntomas.
Mantener la espalda flexible, estirándola después de cada entrenamiento.
Utilizar una contención para lograr que la parte baja de la espalda obtenga el reposo que necesita para recuperarse.
Al igual que en los casos anteriores, la lumbalgia puede mejorar con reposo, fisioterapia y analgésicos, según la recomendación del médico. Asimismo, para garantizar el reposo que las cadenas musculares de la espalda necesitan para recuperarse, también es recomendable el uso de una faja lumbosacra.
Recuperarte de una lesión siempre requiere tiempo y cuidados adecuados. En ese sentido, es importante que elijas una contención de calidad para que tu cuerpo alcance el nivel de reposo que necesita.
Si sufrís alguna de estas lesiones y necesitás una hombrera, rodillera o faja lumbosacra, podés buscar un punto de venta cercano a tu ubicación mediante nuestro mapa de ortopedias. Hacé click en la imagen debajo para verlo.
Los contenidos de este sitio no constituyen opinión médica, ni reemplazan una consulta con un profesional de la salud. Ante cualquier duda, póngase en contacto con su médico.