Publicado por D.E.M.A. ● 19 noviembre, 2019

Cómo cuidarte en la lesión del ligamento cruzado

Descubrí cómo se produce esta lesión y cómo las contenciones térmicas pueden ayudarte a alcanzar una recuperación efectiva.

Lesión del ligamento cruzado

La lesión del ligamento cruzado anterior (LCA) es una ruptura o estiramiento excesivo de uno de los ligamentos más importantes de la rodilla. Usualmente se produce durante la práctica de deportes o actividades que exijan la rodilla con paradas repentinas, cambios bruscos de dirección, saltos o caídas fuertes con los pies, como el fútbol y el básquet.

Algunas personas escuchan o sienten un chasquido en la rodilla al momento de producirse la lesión. A ello le sigue rápidamente la inflamación, inestabilidad y dolor al apoyar.

En las rupturas parciales, la recuperación de los ligamentos puede requerir reposo, magnetoterapia y ejercicios de rehabilitación para ayudar a fortalecer los músculos de la rodilla. En las rupturas totales, puede ser necesaria una cirugía para tratar al ligamento dañado, seguido de un programa intenso de recuperación. En ambos casos, el uso de rodilleras ortopédicas térmicas está indicado para lograr una recuperación más efectiva.

Al igual que sucede en los casos de rotura de meniscos, una buena manera de prevenir la lesión de ligamento cruzado es realizar un programa de ejercicios que fortalezca los músculos de la pierna (sobre todo los isquiotibiales), con el fin de lograr un buen equilibrio general en la fuerza muscular de las piernas.

También es esencial tener una rutina de precalentamiento antes de realizar actividad física intensa, y mantener un peso saludable para no sobrecargar la articulación.

Al momento de producirse la lesión, se puede aplicar el método R.I.C.E. como medida de primeros auxilios. Sin embargo, en todos los casos un médico deberá evaluar la gravedad de la situación y prescribir el tratamiento más adecuado.

Cómo contribuyen las rodilleras a tu recuperación

Las rodilleras son una gran ayuda durante el periodo de recuperación, ya que aportan calor terapéutico, seguridad y estabilidad a la rodilla, favoreciendo a la rehabilitación para que sea más efectiva. Son un soporte gradual eficaz hasta lograr fortalecer los músculos.

Nuestra rodillera estabilizadora, por ejemplo, ofrece una contención y seguridad óptima. Está confeccionada en neoprene de cuatro milímetros de espesor que brinda calor terapéutico antiinflamatorio. Tiene un diseño especial que incluye dos varillas flexibles laterales de contención y una sujeción en cruz que asiste la flexión y extensión de la rodilla. Este diseño brinda una sujeción firme y sin deslizamientos, garantizando mayor contención a los músculos de la rodilla y acompañando sus movimientos.

Otras rodilleras que pueden ser útiles para estos casos son:

  • Rodillera de elástico reforzado (R060). Nivel de compresión III. Ajustable en abrojo.

  • Rodillera corta de neoprene (código R091). Confeccionada en neoprene de 4 milímetros de espesor y doble centro rotuliano acolchado. Anatómica.

  • Rodillera de neoprene con ajuste (código R063). Confeccionada en neoprene de 4 milímetros de espesor y doble centro rotuliano acolchado. Posee doble ajuste en abrojo.

  • Rodillera con contención lateral (código R068). Confeccionada en neoprene de 4 milímetros de espesor y doble centro rotuliano acolchado. Incluye dos varillas laterales flexibles de contención y doble ajuste en abrojo.

  • Rodillera articulada (código R069). Confeccionada en neoprene de 4 milímetros de espesor y doble centro rotuliano acolchado. Incluye dos articulaciones de aluminio que acompañan a los movimientos de la rodilla hasta 90º y doble ajuste en abrojo.

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Nueva llamada a la acción

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Etiquetas: Vida deportiva, Superar dolencias, ligamentos cruzados, rodilleras, Método R.I.C.E.